jueves, 8 de septiembre de 2011

Tenista terrorista

Mi piso vuelca a un patio interior que tiene una cancha de tenis. En esa cancha de tenis todos los días de la semana todas las semanas del año juega al tenis ¿a qué sino? siempre a las diez de la mañana siempre el mismo vecino.

Cada día juega con un compañero diferente pero él nunca falla. Se lo toma tan en serio que cada vez que falla un golpe (y no es precisamente Nadal) echa pestes por la boca. Lanza unos exabruptos tales que se escandaliza hasta al menos recatado. Todo lo que le falta de cualidades tenísticas le sobra de capacidad torácica y sus gritos retumban por todo el patio produciendo unas extrañísimas vibraciones en los vidrios de las ventanas.

De vez en cuando se oye un crujido, como un lamento. Es la ventana de algún pobre vecino que ha entrado en resonancia con las cuerdas bucales del tenista terrorista y se ha quebrado irremediablemente. De momento no ha llegado mi turno pero por pura estadística sé que dentro de no mucho veré alguna de mis ventanas caer al suelo hecha añicos por la fuerza de los gritos de Nadal. Aún no me  he atrevido a preguntarle a mi casera si el seguro cubre semejantes desperfectos...