martes, 28 de febrero de 2012

Un buen empresario

Un buen empresario es aquel que se somete a cuántos controles externos se juzgue necesario.

Es aquel que contribuye a la integridad de la fiesta con la mayor pulcritud en la elección del ganado y los máximos estándares en el apartado veterinario. Es aquel que permite que se represente una gran variedad de encastes atendiendo adecuadamente a las minorías.

Es aquel que contrata a todos los toreros que se encuentran en un buen momento para ir a esa plaza: a los que tuvieron éxito el año pasado, a las figuras, a los emergentes y a los locales.

Un buen empresario es además aquél que defiende y mantiene la personalidad y la idiosincrasia propias de su plaza procurando muy especialmente la coherencia en los mínimos veterinarios y en la entrega de trofeos.

Un buen empresario es aquel que trata bien al espectador en general y al abonado en particular proporcionando asientos cómodos, precios para todos los gustos, facilidad en las gestiones y carteles rematados.

Es de esperar, además, que haga todo esto sin alardes ni histrionismos. De esperar sentados, quiero decir.

EDITO: Además de todo esto lo suyo es que se gane unos eurillos, sino ¿p'a qué?