Un buen empresario es aquel que se somete a cuántos controles externos se juzgue necesario.
Es aquel que contribuye a la integridad de la fiesta con la mayor pulcritud en la elección del ganado y los máximos estándares en el apartado veterinario. Es aquel que permite que se represente una gran variedad de encastes atendiendo adecuadamente a las minorías.
Es aquel que contrata a todos los toreros que se encuentran en un buen momento para ir a esa plaza: a los que tuvieron éxito el año pasado, a las figuras, a los emergentes y a los locales.
Un buen empresario es además aquél que defiende y mantiene la personalidad y la idiosincrasia propias de su plaza procurando muy especialmente la coherencia en los mínimos veterinarios y en la entrega de trofeos.
Un buen empresario es aquel que trata bien al espectador en general y al abonado en particular proporcionando asientos cómodos, precios para todos los gustos, facilidad en las gestiones y carteles rematados.
Es de esperar, además, que haga todo esto sin alardes ni histrionismos. De esperar sentados, quiero decir.
EDITO: Además de todo esto lo suyo es que se gane unos eurillos, sino ¿p'a qué?
Manuela López @marismadeutrera me dice co toda la razón que además de todo eso el empresario ha de ganar dinero. Es lo básico, sí. Se me olvidó por evidente. Mea culpa.
ResponderEliminar